Ciñéndome
al lenguaje simbólico usado en los ejercicios anteriores, en el que
adapté el estudio realizado en la simbología del color a un
lenguaje de estructuras atómicas básicas y complejas, he buscado
nuevos resultados que en principio, nada tienen que ver con el tamiz
final que conforman los resultados de significación semántica. En
esta ocasión, las estructuras atómicas básicas poseen
distribuciones que se agrupan en subconjuntos de formas o estructuras
superiores, y que configuran a las formas atómicas más simples (y
su significación propia) en grupos. Estos conjuntos y subconjuntos a
su vez, se estructuran en una significación semántica de repetición
fractal de posibilidad abierta, es decir, infinita. Entonces se
precisan dos cambios importantes para este ejercicio, pues a pesar de
que hemos utilizado los lenguajes complejos y básicos sin más, su
distribución final no exige un dibujo o una significación conjunta,
a no ser de organización espacial. Es por tanto, como se ha dicho el
espacio disponible abierto necesariamente, para que de este modo las
repeticiones con significado propio fractal, sean de proyección
continuada (ilimitada). Otro cambio a reseñar, es como en esta
ocasión el significado y el colorido de la significación propia
(atómica), lo conforman exclusivamente el espacio que ocupa el
contenido. Así, en cada ejemplo se han eliminado los contornos,
siendo el color el que define exclusivamente la forma de todas las
estructuras simples, lo que deja los espacios intermedios como
espacios negativos (vacíos), para lograr una mayor sensación de
amplitud y apertura.
En
los dos primeros ejemplos, dichas formas se traducen de un lenguaje
básico, ya que todos las formas atómicas más básicas que se
utilizan para esta semántica fractal se componen de las mismas
figuras triangulares, solo que en distintas organizaciones de
conjuntos. La primera figura, se sirve de una forma pentagonal
(contenedora) que agrupa las estructuras atómicas básicas en una
significación semántica repetitiva superior, es decir que sus
formas atómicas tendrán una significación semántica fractal pero
de base pentagonal. La segunda figura, se sirve de una disposición
de agrupación hexagonal. Estas formas finales a las que he llamado
“vidrieras fractales”, son completamente abiertas en su
distribución hacia el exterior, es decir, que se pueden ampliar de
manera infinita repitiendo el mismo patrón de repetición
matemático.
En
los dos ejemplos siguientes las formas se traducen de un lenguaje
complejo ya que todas las formas atómicas más básicas que se
utilizan para esta semántica fractal, se componen de diferentes
figuras: triangulares y trapezoides. Teniendo en cuenta esto, tenemos
que la tercera figura resultante, también se sirve de una forma
pentagonal (contenedora) que agrupa las estructuras atómicas en una
significación semántica repetitiva mayor, es decir que sus formas
atómicas tendrán una significación semántica fractal pero de base
pentagonal. Mientras que la cuarta figura se sirve una vez más, de
una forma contenedora de agrupación hexagonal. A pesar de que estas
“vidrieras fractales” siguen los mismos patrones de división y
subdivisión espacial que las anteriores, existe una ruptura en la
disposición abierta del tercer ejercicio, debido a la distribución
de su estructura atómica más básica y que impide continuar
ampliando el dibujo de forma definida. ¿A que no adivináis por qué?
Una pista, fijaos en los espacios que ocupan las estrellas de cinco
punta más grandes del tercer ejercicio.