Hace unos cuantos meses tuve la oportunidad de ver una exposición de fotografía en la Caja Blanca de Málaga. El tema en concreto era el abuso y/o maltrato de la mujer, en las distintas partes de nuestro civilizado mundo. Pequeños textos al pie servían de refuerzo a las fotografías, explicando el caso de cada una de las modelos que posaban en los diferentes retratos expuestos. Estos coincidían en que evidentemente todas eran mujeres, la mayoría muy jóvenes, que decoraban sus cuerpos y escondían el rostro tras unas máscaras o velos típicos de su lugar de origen. Lo que intentaba trasmitir el artista con la exposición, era esa búsqueda de un refugio imaginario en el que las víctimas de la violencia de género hayan auxilio mediante los espíritus en los que desean transformarse, relatado con las palabras textuales de ellas mismas. Todas sus vestimentas representaban de una manera artística por tanto, distintos dioses y diosas autóctonos de la región origen de cada protagonista, o simplemente animales como la serpiente o alguna especie de ave, aludiendo siempre a la cualidad de esas metamorfosis espirituales escurridizas, ante situaciones adversas.
Con motivo de esta visita se me ocurrió hacer una
historia corta pero impactante, aprovechando el curioso nombre del arácnido que titula el relato. Más tarde, decidí realizarlo a través del soporte
del cómic tan válido y directo como una película o una novela. De este modo,
reivindico además, el poder de denuncia de las viñetas que enfocadas en una acertada
dirección, pueden causar tanto o más impresión que otros medios, ejemplo de ello
son libretos como Persépolis, Maus o una reciente adquisición personal, Crónicas de
Jerusalén.
He decidido no utilizar texto ni color para no
recrear demasiado las secuencias. Sin embargo, el final de estas cuatro páginas
es tan efectivo como la moraleja de cualquier cuento. Y a pesar de todo, la realidad es otra bien distinta.
Saludos.
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